domingo, 4 de noviembre de 2007

A Tánatos, Susan y la pequeña Morella

Los niños tienen el más antiguo
conocimiento de la sangre.
Pueden hacer una flor con sus sentidos
y diagramar un sueño
cuando nosotros diagramamos la mentira.
Juegan a la verdad como quien juega con fuego,
sólo que ellos no se queman las manos
y andan desocupados de la muerte
de tan ocupados que andan por hacer la vida.
A veces se distraen, pierden tiempo,
se aventuran por caminos que se inventan
y que no van a ningún lado,
porque ellos saben que esos caminos
están, precisamente, para perder el tiempo
y no para llegar a otra comarca.
Pero lo más hermoso de los niños
es que, también a veces, nos miran con ternura
y con el más antiguo conocimiento de la sangre,
se ponen a cantar y nos perdonan.


Autor: Hamlet Lima Quintana

1 comentario:

gorrión dijo...

Qué preciosas palabras has puesto para nuestro amigo, reciente papito, su bella esposa y su bebé.Estoy seguro que les habrá encantado porque si algo demuestra incluso desde la distancia es su gran sensibilidad y su capacidad para agradecer las cosas buenas que le llegan, por ese enorme corazón que tiene....justo del mismo tamaño que sin duda tienes tú querida amiga.Me encantó la foto y con tu permiso la utilizaré para poner otras palabras a propósito de ese agarrar la mano.
Estar cerca de nuestros seres queridos en los momentos buenos y en los menos buenos.....pero en todo caso , siempre ahí , al ladito para celebrar las alegrías! Un beso preciosa princesa de los duendes del altillo.