Le he preguntado a mi sombra
a ver como ando para reírme
mientras el llanto con voz de templo
rompe en la sala regando el tiempo.
Mi sombra dice que reírse
es ver los llantos como mi llanto
y me he callado desesperado
y escucho entonces la tierra llora.
La era esta pariendo un corazón
no puede más se muere de dolor
y hay que acudir corriendo
pues se cae el porvenir.
En cualquier selva del mundo
en cualquier calle.
Debo dejar la casa y el sillón
la madre vive hasta que muere el sol
y hay que quemar el cielo
si es preciso por vivir
Por cualquier hombre del mundo
por cualquier casa.
SILVIO RODRÍGUEZ
domingo, 25 de noviembre de 2007
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